Publicado inicialmenet en el periódico "La Provincia" 07/02/2002
Tribuna Libre.
Sergio Moreno Gil / Profesor de Marketing Turístico
Gerente Instituto de Turismo y Desarrollo Económico Sostenible (TIDES)
Director Relaciones Institucionales Cátedra UNESCO de Planificación Turística y Desarrollo Sostenible
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Gerente Instituto de Turismo y Desarrollo Económico Sostenible (TIDES)
Director Relaciones Institucionales Cátedra UNESCO de Planificación Turística y Desarrollo Sostenible
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Artículo de opinión en relación a un destino de éxito como Canarias, pero extrapolable a la mayor parte de los destinos de España y de otros países.
DESARROLLO Y FUTURO DE LA INDUSTRIA DEL TURISMO EN ESPAÑA Y CANARIAS.
Cuarenta años de desarrollo en un destino turístico, no tienen que significar necesariamente cuarenta años de experiencia, sino que simplemente pueden indicar cuarenta años de antigüedad. Así, el destino puede haber estado durante diez años adquiriendo experiencia, aprendiendo y evolucionando en el sector turístico para, con posterioridad a dicho periodo, repetir el mismo modelo de desarrollo durante treinta años más, repitiéndolo y repitiéndolo, con independencia de cuales fueran las circunstancias cambiantes del entorno.
En este sentido, las Islas Canarias han estado desarrollando su sector turístico bajo el mismo modelo durante más de treinta años, sin apenas añadirse ninguna contribución creativa, echándose en falta innovaciones. Sólo se han introducido, como es lógico, las mejoras genéricas de operativa y gestión extendidas y aceptadas en toda la industria.
España y Canarias es actualmente un líder en el sector turístico europeo, y a esa privilegiada situación se ha llegado, en alguna medida gracias a su modelo de desarrollo, pero fundamentalmente por sus atractivos recursos. Todo ello nos lleva inexorablemente a la formulación de la siguiente pregunta: ¿Es el actual modelo de desarrollo turístico, con su contrastada valía durante los años anteriores, el adecuado para afrontar el futuro del sector turístico en Canarias?, o ¿quizás es necesario, como dice la famosa frase de Lampedusa en el Gatopardo, “cambiar algo para que todo siga igual”?.
Una sencilla mirada a la situación actual del sector nos manifiesta, sin ningún género de dudas, que el modelo de desarrollo actual no ofrece garantías para afrontar el futuro en unas condiciones de optimismo. En este sentido, factores como la creciente competencia por parte de destinos emergentes muy competitivos, o las exigencias y expectativas cada vez mayores por parte de los turistas en los servicios prestados, nos conducen a afirmar lo siguiente: Canarias debe de desarrollar una oferta turística diferenciada, donde confluyan oferta y demanda, y lo hagan en un doble sentido. 1) Por una parte en el aspecto cuantitativo, donde la oferta (i.e., número de plazas de alojamiento) debe de estar en sintonía con la demanda (número de turistas), para evitar desajustes en el sistema que debiliten al sector. Además, como dicho ajuste ha de realizarse en un espacio geográfico limitado, con escasos pero valiosos recursos, dicho marco geográfico también ha de ser incluido en el ajuste, garantizándose de este modo la sostenibilidad del sector. 2) Por otra parte, y aunque muy relacionado con lo anterior, oferta y demanda también han de confluir en términos cualitativos, para que el nivel de servicio y prestaciones que se oferte en las islas coincida con las expectativas y satisfagan las necesidades de los turistas; y además, mejor de lo que lo hacen otros destinos competidores.
Por consiguiente, al desarrollar una estrategia turística competitiva para Canarias, el ajuste mencionado anteriormente debe de alcanzarse, dado que de ello dependerá que se produzca un adecuado equilibrio entre el volumen y el precio. Así, un mercado de alto volumen y bajo precio, no parece ser el más adecuado para las islas, especialmente cuando es precisamente ese mercado el que mayores repercusiones negativas produce en el medioambiente y en la sociedad local. Por tanto, el objetivo no es atraer más y más turistas, batiendo récord de cifras año tras año; sino alcanzar y mantener un elevado nivel de calidad en la oferta integral del destino, con productos y servicios que aporten sustanciales beneficios para Canarias.
Considerando que la necesidad de implementar un nuevo modelo turístico sustentado en la calidad, parece bastante obvia, el problema surge al intentar acometer el más mínimo cambio en el primer sector económico de Canarias. Estamos hablando de un entorno marcado por más de cuarenta años de antigüedad, que indican cómo las cosas se han venido desarrollando, y como seguirán evolucionando; en el que la frase “no hay nada nuevo bajo el sol” es tomada como un axioma; donde el corto plazo es el único plazo en el que se planifica; en unas islas cuyos padres turísticos han sido la especulación del territorio y el negocio inmobiliario; donde los profesionales del sector turístico no son siempre los que dirigen las administraciones locales con competencias en dicho sector; y donde existen multitud de agentes interactuando que desempeñan su papel en busca de sus propios intereses, que no siempre son coincidentes con los de otros agentes y los intereses de la sociedad en su conjunto.
Precisamente, la parte más difícil de implementar en un nuevo modelo de desarrollo turístico, consiste en conciliar los diferentes objetivos e intereses de todos los agentes. En cualquier caso, en un modelo de desarrollo lógico del destino, la resolución de los posibles problemas surgidos de la confrontación irreconciliable de intereses debiera de perseguir los siguientes puntos: incrementar la prosperidad de los residentes locales; maximizar la satisfacción de los turistas; aumentar la rentabilidad generada por las empresas locales y, aunque con menor énfasis, la de los turoperadores; y de manera genérica, optimizar todos los impactos que el negocio turístico pueda producir en las islas: económico, medioambiental, y sociocultural.
El turismo, no es una industria más en Canarias, sino la industria de Canarias. Pero, el turismo es como una amistad de cuarenta años, que en tan sólo cinco minutos se puede romper para siempre. Por consiguiente, si se necesita un nuevo modelo de desarrollo turístico, aunque ello implique sacrificio, ese nuevo modelo debiera de nacer a toda costa.
Ese nuevo modelo de desarrollo turístico, y por dar aquí sólo algunas indicaciones, tendría que estar fundamentado en un diseño en el que cada isla se considerara como un “parque temático específico”. Estamos hablando de siete diferentes “Canary-Disneys”, cada uno con sus características, en el que los turistas se adentran a través de una puerta de acceso –el aeropuerto- para disfrutar de sus atracciones e instalaciones durante una o dos semanas, y regresar posteriormente a sus hogares; con algunas monedas menos en sus cuentas bancarias, pero eso sí, también con algunas experiencias positivas y buenos recuerdos de más en sus cuentas vitales. Por tanto, ambas cuentas (la bancaria y la de experiencias personales) deben de estar equilibradas para el turista, más aún si consideramos que de este equilibrio básico depende el que los demás agentes comprometidos en el sector puedan continuar su andadura satisfactoria en la industria.
Los principales agentes de los que estamos hablando, y que además coexisten en ese concepto de isla-parque temático propuesto, son: 1) los visitantes del parque, que son los turistas; 2) los residentes, que además de vivir en el interior del parque también disfrutan de sus atracciones; 3) los turoperadores, que no sólo planifican el desarrollo de esas experiencias y consolidan los servicios de los distintos agentes –internos y externos al parque-, sino que también transportan físicamente al turista hasta las puertas y le guían en su visita; 4) el sector público y asociaciones diversas, que coordinan las actuaciones y gestionan el parque; y finalmente 5) las empresas turísticas, y no turísticas, que son dueñas o gestionan algunas de las atracciones y negocios en el interior del parque.
Para finalizar, no hay necesidad de recordar que el nuevo modelo de desarrollo turístico debiera de considerar la capacidad de carga de cada isla, controlar los niveles de satisfacción de los clientes, y añadir beneficio tanto a los residentes como a las empresas del sector. En este sentido, todos los cabildos y municipios de cada isla debieran de tener una relación complementaria, más que competitiva, y participar conjuntamente en un desarrollo equilibrado del sector.
El reto es diseñar un nuevo modelo de desarrollo turístico que establezca las bases para que 40+2=42, 40+5=45... Esto es, un sistema que rompa con los estereotipos y malos hábitos, que permita desarrollar un concepto de isla-parque temático, donde se vaya aprendiendo e incorporando nuevo conocimiento cada año, y donde todos y cada uno de los agentes que participan en el sector, reciban su justa retribución.
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